viernes, 19 de diciembre de 2008

Clasicista o sarcástica: aclaración

Un querido amigo izquierdista de sepa pura, de rancio abolengo regio, me decía a propósito de mi último párrafo en relación a el porqué un noble bicitaxista tenia también tarjetas, pensaba que si era yo al fin y al cabo clasicista. Y le dije que no, simplemente fue una parodia sarcástica del sentimiento que embarga a muchos de nosotros, no quiero decir que a todos cuando obtenemos la tarjeta. Y en la cual me incluí por supuesto.

Las últimas generaciones se han visto inmiscuidas a un consumismo aterrorizante, desplegado en todos los medios de comunicación, radio, TV, periódicos, etc. Nos han vendido la idea de que si tienes ésto enseguida eres aquello. La cultura wannabe.

Si tomas tal refresco eres chic, si fumas de aquellos cigarros largos y mentolados de marca inglesa registrada, eres hipermegachic, o si usas tales gafas de conocido diseñador francés, n'ombre tocas el climas de hiperclasismo, etc.

Así es lo mismo igual, pero con las tarjetas.

Se nos vende aún hoy la idea de que con la tarjeta obtienes benefactores emocionales, tan solo con el poder de tu firma, obtienes en segundos, a una linda chica, un lindo hotel de 5 estrellas, o un auto deportivo de super lujo. Pero nop, lamento decirles que no es así, vendes caro muy caro tus ganas de tener esos benefactores que por supuesto no se consiguen dando tarjetazos. Es una falsa ilusión.

Obviamente no he vuelto a ver al chico bicitaxista, tal vez y ahora ya se dio cuenta que nomas no pudo con tanta carga de intereses, que a las fechas se encuentran con el CAT más alto de su historia en México, sobre 59% hasta un 66% y subiendo, y tal vez también en nuestro país según las fuentes financieras más confiables, las más altas del planeta.

Clasicismo no, para nada, realmente en ciertos momentos el obtener un beneficio material puede marearnos un momento pero no es eterno, los productos comprados y pagados al final con casi mil % más caro, no creo que sea algo que al final nos haya dado gusto adquirir. Cuestión de enfoques.

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