Mis mejores consejos para resolver tus deudas de tarjetas de crédito:
Y bueno amigos, cuando ya definitivamente hemos iniciado la caída libre hacia el abismo de las deudas y ya no hay de otra, por supuesto hay soluciones, no todo es el negro abismo.
He aquí algunos de mis consejos de cómo salir de ellas sin perder mucho en el intento:
Reestructura con bancos: esta opción te evitará que entres al buró de crédito con mala calificación y tus posibilidades de seguir contando con créditos en otras instituciones será bastante factible; te será más fácil adquirir un bien inmueble y también otro crédito cualesquier este sea. Sin embargo hay que tener cuidado al aceptar alguna reestructura si es que sientes que en tu empleo no es muy seguro, ya que al incumplir algunos pagos esta deuda volverá a subir como la espuma, la clave es pagar puntualmente y no fallar. Pero ojo, no aceptes cualquiera; si esta es conveniente y no te aumenta mucho interés acéptala. Además tampoco firmes ningún titulo de crédito, como el pagaré por ejemplo.
Dejar de pagar: Esta opción es la más radical y te ensartará en directo y sin escalas al Buró de Crédito indefinidamente pero a cambio te dará la opción de poder pagar tu deuda en algunos meses más, pero debes tener cuidado en que momento y tiempos. También el problema en está opción es que se te vendrán todos los despachos en bandada, con el consiguiente acoso diurno y nocturno.
Si ya estas en la opción dos, aún puedes negociar con bancos a pesar de todo, marca a su teléfono del área de cobranza e intenta llegar a un arreglo con ellos, finalmente hay que recordar que nuestros adeudos regresan a nuestro acreedor original el banco, tarde que temprano, después de subirse a la montaña rusa de infinidad de despachos.
Si ya te ofrecen una buena quita y tienes el dinero a la mano, adelante, hay que solicitar convenio por escrito y por supuesto depositar en nuestra cuenta original, jamás en cuentas de terceros o desconocidas por nosotros. El convenio por escrito más el recibo del deposito será definitivamente nuestra garantía de pago y por supuesto nuestra tranquilidad, esa que nos proporciona el hecho del deber cumplido hacia nuestros adeudos, pero en circunstancias justas y razonables para nosotros.
Un abrazo
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