lunes, 5 de octubre de 2009

ENVIENME UN ANGEL


Y bueno amigos es verdad la vida es un riesgo y definitivamente a mi me encanta enfrentarlos, no le temo francamente a casi nada, y si no hubiese sido por que tengo dos niñas que dependen de mi y me necesitan, posiblemente a estas alturas ya no viviría para contarles esto. Así de simple.

Y es que verán, hace algunas semanas fui asaltada en mi negocio, mi empleada había solicitado permiso por enfermedad, me toco sustituirla, ya que no puedo darme el lujo de cerrar el negocio ni un solo día del año; bueno si salvo el día 25 de diciembre y el 1° de enero, pero invariablemente tengo abierto. Así las cosas ese trágico día, distraída en algunas cosas no me percato de la presencia de los asaltantes hasta que veo un instrumento metálico que esta apuntando hacia mi rostro; si el asaltante tal cual me puso la pistola en la cara a tan sólo unos 50 CMS. Al instante mi cerebro empieza a intentar vislumbrar lo que ocurre, no me la creo, no me sorprende de alguna manera, ya lo esperaba, tenia algunos años ya que había vivido la buena suerte de que no me asaltaran así tan directamente, salvo aquella ocasión hace muchos años ya, en el autobús de regreso a casa del trabajo. Pero ahora vuelvo a revivir lo mismo y al igual que en aquella ocasión no sentí absolutamente nada de miedo al momento, más bien sentí sorpresa, una cierta incredulidad a pesar de estar viendo un arma de grueso calibre, calibre 38 ya que más o menos conozco de ellas por haber sido mi padre militar destacado y que un tiempo acumulo una buena colección de armas de todo calibre y el cuál preocupado por la escalada de violencia, nos enseño a disparar varias veces siendo niños, supuestamente para aprender a defendernos cuando las leyes autorizaran como en Estados Unidos, tener un arma a cada hogar. Mi padre definitivamente pensaba que las épocas de gran violencia llegarían y me sospecho no se equivocaba a pesar de que hace 20 años, la violencia que se vivía no era ni tantito semejante a la que ahora estamos viviendo. Si mi padre viviera, yo creo que no se la creería de saber que ahora los narcotraficantes colocan bombas como en Michoacán, hace un año (bueno eso dijo el gobierno pero como que no me la creo) y que se decapitan entre si, aunque también lo hacen con inocentes. Yo creo que si mi querido viejo, fuera testigo de esto, ya nos hubiera obligado a armarnos aun sin permiso de la autoridad.

El asunto es que, me mantengo serena, ya completamente en circunstancias, después de 30 segundos, me percato que el asalto es real y que el tipo esta dispuesto a tirar a matar, su cómplice apostado al final de la tienda, empieza a registrar uno a uno a mis clientes que para ese momento eran unos 6 todos ellos hombres, nadie se opone, todos agachan la cabeza, nadie se mueve, empiezan rápidamente a soltar lo que poseen, la mayoría el celular, algunos el IPOD, otros solo algunas monedas , otros su relojes. A mi mientras tanto el de la pistola me exige el dinero…se lo doy, me exige mi celular que si tengo ahí pero que no le doy por que lo tengo en un lugar un poco escondido, y me atrevo a decirle...”no tengo”, no me exige más, ya que está atento a su cómplice y volteando hacia la puerta de entrada, la cuál cerraron al entrar. Todo esto sucede en cuestión de minutos no más de 5 minutos, su cómplice un tipo alto, no mal vestido con facha de estudiante y con gorra ya ha acabado con su recolecta, y enseguida se dirige al tipo de corta estatura, tal vez de alrededor de 1.60 y moreno y con los brazos tatuados y con cabello con corte tipo militar o del que le denominan, casquete corto; y ambos se disponen a abrir la puerta la cual se cierra automáticamente al cerrarla con doble pasador, ya que tiene una chapa de seguridad que al cerrarse solo se puede abrir por dentro y con llave, molesto se dirige hacia mi y dice autoritariamente…”abre la puerta”.

Yo totalmente serena, les digo calmadamente,…”se abre con llave” y me dirijo con calma abrirla, para en ese momento recordar que la chapa venia ya fallando y que a ratos no se deja abrir, y si sucede en ese preciso momento lo peor…la puerta no se quiere abrir…el tipo me grita…”!!!Ábrela ya!!!!”…y junto con su grito, escucho el característico sonido del corte de cartucho…el tipo ha cortado cartucho y me coloca la pistola en el estomago, estoy en medio de ambos …y si, siento el metal en mi estomago …más tomo aire y le digo calmadamente…”la puerta tiene una falla, esperen un momento ahorita la abro”…y aún les digo…”que mala onda lo que están haciendo, estas personas están necesitadas, yo también lo estoy, es mala onda lo que hacen”…y el tipo de la pistola , me contesta cínicamente…”yo también lo estoy, todos lo estamos”.

Para ese momento se escucha el clic de la chapa de la puerta, corro la puerta corrediza, me hago hacia atrás instintivamente y salen los tipos tan tranquilos, como si hubieran ido a comprar dulces. Les veo retirarse unos momentos y me regreso a mi lugar. Me siento y me quedo meditando el asunto, mientras tanto volteo a ver a mis clientes, que igualmente permanecen callados y luego escucho un sinfín de improperios, algunas respiraciones entrecortadas y por ahí un suspiro de alivio. Salen mis clientes entre furiosos, sorprendidos, enojados, uno envalentonado sale rápidamente, se monta a su Tsuru blanco y se pone a perseguirlos según me entero posteriormente, todo esto lo observo con serenidad, pero básicamente avergonzada, si, por que eso les sucedía a mis clientes, y eso me causaba mucho pesar por ellos, sentía algo de culpa de que eso les hubiera sucedido en mi negocio, aunque obviamente no había sido para nada culpa mía. Sin embargo la sentía. Todos fueron saliendo uno por uno.

Los ladrones que asaltan negocios como el mio, usualmente actúan rápidamente no les lleva más que 3 a 5 minutos asaltarnos, todo es contra reloj, solo quieren dinero, celulares, mp3s, o mp4s, jamás se llevarán nada que no puedan esconder tras sus ropas.
Así estaba yo meditando conforme me iva quedando sola en el negocio y pensando que pese a todo no lo cerraría apenas eran las 6:30 de la tarde y no me podía dar el lujo de cerrar tan temprano, me sentía bien, si sorprendida, como cuando le pasa a uno un coche rápidamente a un lado como me sucedió a mi un día que rescate a un pequeño canino de las vías de alta velocidad que se encuentran a un costado del metro. Con el pequeño canino en brazos, sentí las ráfagas de viento que me lanzaba el trailer que paso a tan sólo unos 30 cms de mi cuerpo, yo pegada totalmente a las barras de contención de las vías del metro. En ese momento sentí que el largo del trailer era interminable, ahí si sentía algo de temor no por morir bajo las llantas del trailer si no por que ese día no me había aún bañado y me daba mucha vergüenza llegar a la morgue y me juzgaran por ir mugrosa. (Pensarán que tengo un humor negro, si a ratillos lo tengo y hago mucha sorna de hechos similares, ya os irán percatando de ello, conforme me vaya soltando, los que me conocen en persona, conocen de mi afinidad a burlarme de la muerte de forma chusca) Nah, no es verdad, ahi si senti ganas de que Dios me mandará un Angel...pero no para mi, si no para la tierna criatura que me miraba con ojos angustiados y se aferraba a la vida en mi persona y no queria ni debia fallarle. Aunque este ultimo pensamiento realmente después lo descarte ya que un día me toco conocer a un tipo que trabajo en una funeraria muy conocida y me mencionaba que algunos que han muerto bajo trailers quedan tan desechos que ni se percatan los de la morgue si eran mujeres u hombres, menos de las ropas que quedan tan desgarras que solo asemejan hilachos, me suelto llena de risa con tales pensamientos en trágicos momentos.


En fin, volviendo al tema, el día de hoy, ya con más precaución, sigo las políticas de seguridad, abro y cierro la puerta cada que entra un cliente, de alguna manera ya no deseo más sorpresas y bueno ahí viene lo interesante del día…estoy distraída, leyendo el foro de deudores, tengo algunos clientes en el negocio en ese momento, tocan a la puerta, acudo como ya había mencionado distraída y meto la llave para abrir y en eso siento un presentimiento inexplicable, la confianza ha regresado a mi y casi no observo a quien entra, sin embargo al momento de meter la llave para abrirle la puerta al cliente, una extraña sensación me indica que debo mirar bien al tipo que esta intentando penetrar y si, estoy casi a punto de abrir cuando me percato que el tipo que quiere penetrar al negocio…!!!!!es el mismo asaltante de hace unas semanas!!!!…no abro obviamente, saco la llave, tan sólo me le quedo viendo, el igual, y me quedo parada, expectante, estática, el tipo parece sorprendido de haber sido reconocido pero se queda unos segundos parado ahí observándome tras el cristal y si debo confesar que por momentos se cruzo por mi mente que tal vez me sacaría la pistola y me obligaría a abrirle, pero no lo hace, da un paso hacia tras y brinca el escalón que hay en la entrada y se aleja lentamente. Yo solo le observo alejarse. Y no siento miedo de nuevo.

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SEND ME AN ANGEL PET SHOP BOYS

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