lunes, 17 de agosto de 2009

NADIE ESTA OBLIGADO A LO IMPOSIBLE: DEUDAS BANCARIAS


Nadie está obligado a lo imposible. Si dejé de pagarle a los bancos fue sencillamente porque me reventaron, porque con sus altísimos intereses y sus estrategias de enganche despedazaron mi economía, luego de décadas de ser un tarjeta habiente cumplido. Llevo un año tratando de sobrevivir al desastre. Por el momento me es imposible pagar. Lo haré en cuanto me sea posible, en condiciones dignas, sin acosos ni insultos, y pagaré lo justo.

Tengo todo el derecho a exigir a un despacho que se ostenta como representante de un banco a que me muestre y me entregue copia del poder general para pleitos y cobranzas extendido ante notario público por el banco.

Tengo todo el derecho a exigir un convenio por escrito en caso de que un despacho o un banco me ofrezcan una quita para liquidar mi adeudo y yo esté en condiciones de aceptarla. Tengo derecho a exigir que se me entregue una carta finiquito y a exigir que mi estatus en Buró de Crédito sea actualizado indicando que la deuda ha sido liquidada.

En caso de que el banco demande el pago del adeudo ante un juez, el deudor tiene derecho a ser notificado oficialmente por un actuario, tiene derecho a ser escuchado en un juicio y a exigir que la parte demandante pruebe suficientemente el sustento de su demanda.

Soy deudor, no delincuente. Todos mis derechos constitucionales, en consecuencia, siguen vigentes. Nadie puede molestarme en mi persona, en mis papeles, en mis propiedades, ni invadir mi privacidad. Nadie puede ser encarcelado por deudas de carácter civil.

Los bancos están violando el secreto bancario al permitir que los despachos que les prestan servicios de cobranza difundan el monto de mis adeudos.

Los bancos y los despachillos están violando mis derechos constitucionales al utilizar procedimientos de cobranza que dañan mi prestigio, obstaculizan mi derecho a un trabajo decente, atentan contra mi salud física y mental y constituyen una amenaza para mi tranquilidad y la de mi familia.

Al cobrarse a lo chino los bancos violan el derecho constitucional de los trabajadores a recibir su salario completo, consagrado en el Artículo 123 y en la Ley Federal del Trabajo. Además, al disponer de esa manera de los depósitos por pago de honorarios por ejemplo, están robando también la parte de los impuestos que, en determinados casos, se deben entregar al fisco.

La banca en México, de capital mayoritariamente extranjero, ha actuado con voracidad y usura, particularmente en el segmento de crédito al consumo.

Con sus esquemas de cobro de comisiones, intereses, penalizaciones y sus estrategias comerciales engañosas, han dañado severamente el mercado interno de México.

Se trata de empresas improductivas, que no generan bienes ni producen objetos útiles, sino que medran con la actividad productiva de la sociedad, tomando para sí, con la complacencia de las autoridades, una parte importante de la riqueza que producimos los trabajadores.

En medio de la gravísima crisis económica que vivimos, los bancos han jugado un papel siniestro. Mientras que en sus países los han obligado a comportarse con mesura y a generar planes reales y estrategias efectivas para reanimar la economía, acá los han dejado actuar libremente en un esquema de bancarización salvaje y cortoplacismo usurero.


Como bien dijo Gabby, nosotros a seguir con lo nuestro. Del intercambio constante, sano, respetuoso y documentado que tenemos aquí depende la tranquilidad de miles de familias. Ahí me incluyo.

Un abrazo a tod@s,

Trigo

1 comentario:

Anónimo dijo...

Saludos, muy interesante el post, espero que sigas actualizandolo!